Esta semana, me ha tocado atender a varios niños. Y me encontré gratamente sorprendida por las mamás de esos niños. Cada uno de ellos -como es de esperar- con su propio estilo y sello personal, y sus madres totalmente abiertas y respetuosas de los gustos personales. Me llamó particularmente la atención uno de ellos que buscaba un modelo totalmente distinto a lo que buscan los niños de 8 años. Buscaba un armazón metálico rectangular de color marrón. En otras ópticas sólo le mostraban armazones de goma en colores vivos o flúor. Nadie lo escuchó mas que su madre. Y yo también. Le mostré un armazón metálico rectangular de color café, el típico que compra “el tata de la familia”. Mi clientito saltaba en una pata, estaba feliz, al fin había encontrado el modelo que buscaba. Se lo hice con mucho amor, tal vez un poquito mas porque quedé fascinada con ese niño, pero más fascinada con su mamá, que lo escuchó y le compró los anteojos que él quería.
Años atrás, el cuento era distinto. El niño usaba el que los padres consideraban adecuado, no había mucho respeto por el gusto personal del niño/usuario. En resumen, me gustan las nuevas madres y padres que escuchan y respetan las decisiones de sus hijos, los ven como seres sintientes, pensantes y sobre todo libres.
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Quien soyHola, mi nombre es Pilar y soy dueña y creadora de Óptica Snellen, también soy Óptico certificada, postulante a decoradora y cat lover. Estoy inmersa en el rubro óptico desde el año 2005 cuando di mis primeros pasos en la extinta Moneda Rotter. Con el paso de los años y a medida que me iba enamorando de esta hermosa labor, detecté necesidades en los clientes que no estaban totalmente resueltas, por lo que decidí emprender y abrir mi propia óptica. La consigna siempre fue informar a mis clientes sobre el tipo de receta, los cristales adecuados para corregir su vicio de refracción y, de pasadita, darle la mejor opción estética para que usen sus anteojos sin complejos. Porque, como usuaria, sé que todo va de la mano.
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